La hilandera - Anónimo
Erase una vez un molinero muy pobre que no tenía en el mundo más que a su hija. Ella era una muchacha muy hermosa. Cierto día, el rey mandó llamar al molinero, pues hacía mucho tiempo no le pagaba impuestos. El pobre hombre no tenía dinero, así es que se le ocurrió decirle al rey: -Tengo una hija que puede hacer hilos de oro con la paja. -¡Tráela! -ordenó el rey. Esa noche, el rey llevó a la hija del molinero a una habitación llena de paja y le dijo: -Cuando amanezca, debes haber terminado de fabricar hilos de oro con toda esta paja. De lo contrario, castigaré a tu padre y también a tí. La pobre muchacha ni sabía hilar, ni tenía la menor idea de cómo hacer hilos de oro con la paja. Sin embargo, se sentó frente a la rueca a intentarlo. Como su esfuerzo fue en vano, desconsolada, se echó a llorar. De repente, la puerta se abrió y entró un hombrecillo extraño. -Buenas noches, dulce niña. ¿Por qué lloras? -Tengo que fabricar hilos de oro con esta paja -dijo sollozando-, y