La Pastora de los Gansos - Los Hermanos Grimm
Érase una vez una Reina, cuyo esposo había muerto hacía ya años, y sólo tenía una hija muy hermosa. Cuando fue mayor, la Princesa se prometió con un Príncipe de un país lejano. Llegada la época de la boda, tuvo que partir para el reino de su marido. La Reina estaba delicada de salud y no podía acompañarla, por lo cual le dio gran cantidad de vestidos y joyas de oro y plata, vajilla y adornos, y, en fin, todo cuanto corresponde a una novia de tal alcurnia, pues la Reina amaba a su hija muy tiernamente. Le dio también a una Camarista que la acompañase y pusiera su mano en la de su prometido. Iban las dos, cada una en un caballo. El caballo de la Princesa se llamaba Falada y sabía hablar. Llegada la hora de partir, la Reina madre fue a su habitación, y con un cu-chillito se cortó en un dedo y se hizo sangre. Tomó un pañuelito de blanca batista y vertió sobre él tres gotas de aquella sangre. Después lo dio a su hija, diciendo: — Querida niña, guarda bien este pañuelo, que debe