¡Qué miedo!
-Cuando yo era muy pequeñita -dice la liebre-, no salía nunca de la madriguera. Mamá me había dicho que era peligroso. Pero una noche salí a escondidas y llegué brincando, hop, hop, hop hasta el centro del prado. Y allí ví un animal gordo, redondo y blanco, que brillaba por encima de mi. ¡Ay, que miedo! Volví a casa despavorida, y se lo conté todo a mamá. Pero ella empezó a reirse y me explicó: -¡Ese horrible animal es ....la luna!