Aladino - Walt Disney
Erase una vez una viuda que vivía con su hijo, Aladino. Un día, un misterioso extranjero ofreció al muchacho una moneda de plata a cambio de un pequeño favor y como eran muy pobres aceptó. -¿Qué tengo que hacer? -preguntó. -Sígueme - respondió el misterioso extranjero. El extranjero y Aladino se alejaron de la aldea en dirección al bosque, donde este ultimo iba con frecuencia a jugar. Poco tiempo después se detuvieron delante de una estrecha entrada que conducía a una cueva que Aladino nunca antes había visto. - ¡No recuerdo haber visto esta cueva! -exclamó el joven- ¿Siempre ha estado ahí? El extranjero sin responder a su pregunta, le dijo: -Quiero que entres por esta abertura y me traigas mi vieja lámpara de aceite. Lo haría yo mismo si la entrada no fuera demasiado estrecha para mí. -De acuerdo- dijo Aladino-, iré a buscarla. -Algo más- agrego el extranjero-.No toques nada más, ¿me has entendido? Quiero únicamente que me traigas mi lámpara de aceite. El tono de vo