La mona y la tortuga –Gianni Rodari
Una mona vivía en una isla lejana, en un bosquecillo de higueras cerca del mar. Se alimentaba de fruta y se lo pasaba muy bien. Sólo le faltaba un amigo y pronto lo encontró. Una mañana vio en el agua, no lejos de la playa, una gran tortuga que había llegado nadando desde la isla vecina. La mona arrancó enseguida un higo maduro y se lo arrojó a la tortuga, que se lo comió enseguida, y le pareció tan exquisito que no dejaba de darle las gracias. -Ni una palabra más –exclamó la mona-. Si te gustan los higos, puedo darte más. Desde aquel momento, la mona y la tortuga entablaron una amistad. La mona estaba contenta por haber encontrado a alguien con quien conversar; la tortuga, por haber encontrado a una anfitriona tan generosa y unos higos tan dulces. Por la misma época, el rey León se enfermó. Al borde de la muerte, ya nada podía salvarlo, salvo un corazón de mona que, como se sabe, cura cualquier enfermedad. El rey León prometió una abundante recompensa y un título de nobleza a