Heracles e Hidra- Juan Kruz Igerabide
Euristeo llamó a Heracles y le ordenó un segundo trabajo: -Un terrible monstruo está asolando nuestras tierras. Se llama Hidra. Suele descansar bajo un platanero a la orilla de siete fuentes y luego se refugia en una cueva y nada por un lago de gran profundidad. Se alimenta de los incautos que se acercan al lado o a la cueva. Los devora de un bocado. -¿Y qué aspecto tiene? –preguntó Heracles. -Tiene cuerpo de perro, con nueve cabezas de serpientes. Acumula tanto veneno, que puede matar a cualquiera con su aliento. Heracles se acercó al platanero de las siete fuentes y no halló a Hidra. Observó el lago y no vio señales del monstruo. Entonces, agarró sus flechas, encendió las puntas y de lejos incendió la cueva en la que suponía que se refugiaba el monstruo. Este se asomó silbando amenazante. Heracles se tapó las narices y la boca con una mano, y con la otra agarró la clava y aplastó siete de las cabezas de Hidra, reteniendo la respiración. Pero por cada cabeza que ap