Heracles (Hércules para los romanos)- Juan Kruz Igerabide
La madre de Heracles, cuando este nació, perdió la cabeza: confundió al niño con un pedrusco y lo abandonó en un prado. -Ahí te quedas, pedrusco. Zeus, paseando con su esposa Hera por dicho prado, vio al niño y exclamó: -¡Oh, que niño más hermoso! Seguro que su madre ha perdido la razón para abandonarlo en este lugar. Ven, Hera, ven. Tú que tienes leche, ¿Por qué no lo amamantas? Hera tomó en brazos al bebé y notó en aquel cuerpecito una fuerza extraordinaria. Le ofreció un pecho y Heracles chupó tan fuerte que Hera dio un grito y lo arrojó al suelo. Del pecho de Hera brotó un río de leche que ascendió al cielo. Fue así como se formó la Vía Láctea. En poco tiempo, Heracles se hizo mayor. Sus ojos emanaban fuego y era un luchador colosal; llevaba una clava, una especie de garrote con punta de hierro, con la que aterrorizaba a sus enemigos. Sin embargo, era también sensible y tocaba la lira y estudiaba astronomía y filosofía; tenía buen corazón y respetaba a la gent