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Mostrando entradas de mayo 17, 2020

Atenea y Zeus -Juan Kruz Igerabide

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Atenea nació a la orilla de un lago. Tres ninfas la descubrieron: -Oh! ¡Qué preciosidad! -se dijeron unas a otras. Era una niña prodigiosa, de fuerte mirada. No lloraba por nada. Fue acogida por las tres ninfas y creció bajo sus cuidados. Se desarrolló en pocos días, con una fuerza extraordinaria. Las ninfas no se explicaban de dónde le venía semejante vigor. -Solo de un dios puede provenir tanto poder -se dijeron. Estaban en lo cierto. Atenea era hija de Zeus, el rey de los dioses del Olimpo, el rey del rayo. La niña nació de una manera asombrosa. Ocurrió así: Zeus se había enamorado de una ninfa bellísima. La ninfa, en cambio, tenía miedo de Zeus, porque este era poderosísimo y bastante bruto. Zeus se presentó ante la ninfa, y le dijo de sopetón: -Voy a casarme contigo. -Pues yo contigo no -contestó la ninfa, temblando de miedo. La ninfa echó a correr, y para que Zeus no la atrapara, se convirtió en viento. Pero el dios la descubrió. Entonces, la ninfa se convir

Los conejitos traviesos –Judy Hindley

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Érase una vez tres conejitos que vivían con su mamá en una acogedora madriguera. Cuando tenían hambre, su mamá los llevaba al prado a comer hierba. También les enseñaba juegos, y uno de sus favoritos era subir a lo alto de la colina y bajar rodando como una pelota. A la hora de ir a dormir, los arropaba en sus pequeños agujeros, donde se sentían protegidos y felices. En el interior de la madriguera, cada conejo tenía su propio espacio para dormir. Eran unos hoyos muy confortables y a los conejos les gustaba acurrucarse en ellos y escuchar las dulces canciones de cina que su mamá les cantaba mientras barría y ordenaba la casa.   Un día la mamá dijo: -¡Vaya! ¡Cada día estáis creciendo más! Pronto ya no cabréis en vuestros hoyos para dormir. Tenemos que excavar en la tierra para hacerlos más grandes. ¡Venid a ayudarme los tres! -¡No, no, no!- gritaron los conejitos-. ¡Ven arriba a jugar con nosotros al sol! -Primero, vamos a trabajar- dijo su mamá-. Si me ayudáis, podré ir