Mi padre es capitán - Olga Xirinacs
Flora decía que su padre era capitán. Flora tenía seis años, y desde que nació, la llevaban al puerto a ver a su padre en el barco. Otras veces era su padre quien volvía a casa para quedarse unos días. El padre traía barquitas de madera para jugar y cajas hechas de conchas y caracolas de nácar para adornar la casa. Tenían una gran caracola, de ésas que se acercan al oído y parece que se escucha las olas de la playa. El barco de su padre era rojo y negro, y Flora lo veía altísimo. Se llamaba Roma y llevaba montañas y más montañas de cuerda tan ancha como los brazos de un hombre, todas bien enrolladas. Tenía chimenea, banderas y una sirena con un pitido tan fuerte que lastimaba los oídos. Había salvavidas, lanchas y grúas, y siempre estaba dispuesto a salir, a punto para cualquier aventura. Por dentro era como una casa, con su cocina y literas para los marineros. Tenía una salita con televisión y allá se metían ella, Isidro y su madre cuando iban a ver a su padre.