Tesoro Infantil

 

 

 

 Este es Ratón.  Ratón es muy curioso. Tiene que investigar y mirar todo. Mira detrás de cada brizna de hierba. Levanta cada piedra. Mete su hocico en cada agujero. Mira por encima de cada muro. Siempre busca algo nuevo. ¡Tiene que ver TODO! A Ratón, sus amigos le parecen muy interesantes.  Le interesa lo que hacen, cómo lo hacen y dónde lo hacen. Así que pregunta a Conejo:  -Conejo, ¿puedo mirar en tu orinal?  -Adelante -dice Conejo tímidamente. -Veo dieciséis caquitas de conejo -dice Ratón Ratoncito va a ver a Gaviota. -Gaviota, ¿puedo mirar en tu orinal?  Un segundo..casi...estoy... ¡LISTA! -responde Gaviota. -¡Qué caquita redonda tan bonita! -exclama Ratón. -Caquita redonda -bromea Gaviota. Koala también está sentado en su orinal. Ratón corre hacia él.  -Koala, ¿puedo mirar tu orinal? -¿Puedo mirar contigo? -le pregunta Koala. -¡Claro! -responde Ratón-.  Mira: cuatro caquitas cuadradas puestas una junto a la otra. -Las cuatro son mías. Y las cuatro están en fila -dice Koala. Elefan

 

 El mago Merlín conocía una antigua leyenda: en un yunque había clavado una espada, y aquel que fuera capaz de arrancarla llegaría a ser el rey de Inglaterra. Un día, el joven escudero Arturo iba de caza con su señor, y al ir a disparar éste contra un ciervo, tropezó Arturo con él. La flecha se clavó en la puerta de Merlín. Cuando éste vio a Arturo, supo que su destino estaba ligado al del muchacho y le pidió que se quedara con él. El mago era verdaderamente un hombre muy sabio. Enseñó muchas cosas al muchacho, que no salía de su asombro viendo tantos prodigios. Cuando Merlín dio por terminado el aprendizaje de Arturo, lo llevó a casa de un caballero para que se educara con sus hijos. Todos se burlaron del chico y Merlín los castigó con su magia. Arturo se quedó, a pesar de que le trataban como si fuera un criado. Todos los caballeros del reino decidieron reunirse. Pelearían entre sí y el que ganara en los torneos sería coronado rey de Inglaterra. El hijo del caballero estaba dispuesto