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Mostrando entradas de marzo 10, 2013

Stelaluna –Janell Cannon

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En un caluroso bosque muy, muy lejano, vivían, una vez, un murciélago y su bebé recién nacido. ¡Oh, cómo quería Mamá Murciélago a su bebé suave y chiquitín! -Te llamaré Stelaluna –le dijo con voz melodiosa. Cada noche, Mamá Murciélago, mientras volaba en busca de comida, quería llevar a Stelaluna pegada a su corazón. Una noche, cuando Mamá Murciélago seguía el intenso olor de la fruta madura, un búho la descubrió. Volando silenciosamente, aquella gran ave se lanzó sobre los murciélagos. Esquivándolo y chillando, Mamá Murciélago intentaba escapar, pero el búho atacaba una y otra vez, hasta que chocó con Stelaluna en el aire. Sus alas de bebé eran tan débiles e inútiles como el papel mojado. Stelaluna empezó a caer. Caía y caía, cada vez más deprisa, hacía el bosque que había debajo. La oscura y frondosa maraña de ramas detuvo la caída de Stelaluna. Había una ramita lo suficientemente pequeña para las diminutas patas de Stelaluna. Envolviéndose en sus propias alas, se a

Teo en el zoo –Violeta Denou

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Teo ha convencido a su tía Rosa para que lo lleve al zoológico. -¡Corre, corre, que vamos a perder el autobús! –le dice. Mientras su tía recoge las entradas de la taquilla, Teo espera impaciente para entrar. <<¡Vamos a pasar un día fantástico!>>, piensa Teo. Teo está tan emocionado que ha pasado por delante del carrito de los helados sin verlo. En el acuario, su tía se asusta al observar la enorme  boca abierta de un extraño pez tropical. A Teo le hacen una fotografía montado en un poni. -¡Cuidado, no te caigas! –le dice su tía sosteniéndolo. <<¡Uf! Menos mal que los leones no pueden saltar hasta aquí>>, piensa Teo, y los saluda con la mano desde el tren. Ahora se han sentado un momento a descansar y a reponer fuerzas. -Parece que estos pájaros están hambrientos –comenta Teo mientras se bebe el refresco. Teo, entusiasmado, observa los monos. -¡Mira, tía, cómo ha pelado el plátano! Han llegado a la zona donde están las cebras, los elef

¡Hola, hermanita! –Las historias de Alex

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Me llamo Alex y estoy un poco preocupado porque a mi mamá le está creciendo cada día más la tripa. -Mamá, me parece has comida demasiado. -No, Alex –me dice mi papá mientras friega los platos-. Mamá está embarazada. Eso quiere decir que pronto vas a tener una hermanita. ¡Caramba! ¿Y para qué quiero yo a una hermanita? -Yo creo que te gustará tener una hermana, Alex. Podrás jugar con ella. -Pero para jugar me podrías regalar un camión o una pelota. ¿Por qué una niña? ¿A qué voy a jugar con una niña? Mira, Oso Bobo, no protestes. Tenemos que ayudar a preparar la habitación de mi hermanita. Es un rollo, pero mira…para mí que papá se va a caer. -¿Necesitas esto? -Sí, Alex. Pero aguanta la bombilla un momento… Tengo que intentar poner estos cables aquí… ¡Uff, qué difícil! -Pero ¿qué hacen estos juguetes viejos en la cuna del bebé? ¿Será posible? Ahora resulta que mis muñecos no son buenos para mi hermanita. ¿Qué querrá mamá¿ ¿Qué le deje a Oso Bobo? ¡¡Ni hablar!! -Pa

Teo y sus abuelos – Violeta Denou

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Teo y su hermano Pablo han ido a pasar unos días con los abuelos, que viven en el campo con su perra Polka. -Abuelo, cuéntanos un cuento, por favor –pide Teo. Junto a la casa, los abuelos tienen un huerto, y Teo ayuda a recoger las hortalizas. -El cesto ya está lleno de tomates –dice Pablo. -¿Podemos comer esta sandía, abuelo? –le pregunta Teo. Todos van al bosque cercano a buscar moras y algunas setas. -¡Aquí, aquí! –grita Pablo, que acaba de encontrar unas setas enormes. Cuando regresan a casa, se meten en la cocina. La abuela hace mermelada con los frutos  que han recogido Teo y Marta, la hija de los vecinos. Ellos ayudan a envasarla, mientras Pablo se entretiene sacando piñones de la piña. Teo y Pablo, acompañados de los abuelos, van a visitar los establos de la casa vecina. Allí ven un potrillo recién nacido. -¿Por qué la mamá lame al potrillo, Teo? –pregunta Pablo, muy interesado. Por la tarde, toda la familia sale a dar un paseo con los caballos. -¡Agár