Edipo –Juan Kruz Igerabide
El rey de Tebas no tenía hijos. Consultó el oráculo, y este le aconsejó: -Para ti, la buena suerte es no tener hijos. Si un día tienes un hijo, sucesos terribles ocurrirán a tu familia. El rey regresó a Tebas aterrado y expulsó a su mujer de la ciudad sin darle explicaciones. La mujer regresó de noche, y se acostó en la cama del rey, mientras este dormía. El rey la volvió a expulsar. Pero a los nueve meses, ella regresó con un niño en brazos. El rey tomó al bebé y lo abandonó en una lejana montaña. Un pastor recogió al niño y le llamó Edipo. Cuando el niño creció, un amigo le comentó: -Oye; tú no te pareces nada a tus padres. Edipo, entonces, acudió al oráculo, y este le exclamó: -¡Apártate de mi altar, malhadado! Por tu culpa, ocurrirán cosas terribles a tu familia. Edipo amaba a sus padres pastores. Aterrado por el oráculo, huyó de casa, y se alejó de los creía que eran sus padres. En un cruce de caminos, vio venir un carro conducido por un hombre importante