Budy, el perro travieso- Cuento mío
Budy era un cachorro de apenas unos meses que vivía en una mansión con sus dueños. No tenía una raza propia, porque era el resultado de una mezcla. Pero era el perro más guapo del mundo. Tenía un pelaje suave, y muy tupido, de color canela. Sus orejas eran larguitas y con manchitas blancas. La mansión donde vivía se encontraba en un pequeño pueblo, a las afueras de Toledo. Lo habitaban pocas personas, la mayoría gente ya mayor que vivían el campo. Y Budy era el perrito más querido por todos. Sus dueños lo sacaban a pasear y todos los abuelitos que había por la calle se agachaban como podían para acariciarlo y darle mimos. Pero Budy se acostumbró demasiado a ser mimado y aprovechaba eso a su favor. Así era que cuando sus dueños marchaban a trabajar y lo dejaban solo en casa, corría por todas partes, ladraba sin parar, hacía sus necesidades en el parquet, se escondía en las habitaciones, entre otras cosas. Y sus dueños cuando llegaban del trabajo se encontraban