El Mago de Oz - Lyman Frank Baum


Dorita era una niña que vivía en Kansas con sus tíos y su perro Totó. Los dos se divertían de lo lindo en la granja y todos los querían mucho, excepto una vecina a la que no le gustaba nada los perros.
Un día, la niña escuchó que querían atrapar a su perrito y quiso huir. Pero en ese momento se acercaba un tornado y, al salir corriendo, la niña tropezó y se golpeó en la cabeza.
La casa salió volando, y los tíos vieron desaparecer en el cielo a Dorita y su perro.
Viajaron sobre una nube mientras las tejas y las ventanas salían despedidas. Dorita y Totó se abrazaban esperando a que pasara el peligro.
Al aterrizar, unos extraños personajes acudieron a recibirlos y un hada, respondiendo al deseo de Dorita de volver a casa, le aconsejó:
- Lo mejor es que vayáis a visitar al mago de Oz.
- No conozco el camino – replicó.
- Seguid siempre el sendero de baldosas amarillas.
En el camino, se cruzaron con un espantapájaros que quería un cerebro y un hombre de hojalata que deseaba un corazón, y juntos se dirigieron a Oz. Más tarde, de entre la maleza salió un león rugiendo débilmente, pero se asustó con los ladridos de Totó. Quería ser valiente, así que él también decidió acompañarles a ver al mago.
Cuando por fin llegaron, un guardián les abrió el enorme portón. Ellos le explicaron la razón de su visita y entraron en el país de Oz, en busca del mago de Oz, en busca del mago que había de solucionar sus problemas.
Explicaron sus deseos al mago, que les puso una condición: acabar con la bruja más cruel del reino.
Al salir, pasaron por un campo de amapolas y cayeron en un profundo sueño. Los capturaron unos monos voladores, que venían de parte de la bruja.
Cuando Dorita vio a la bruja, sólo se le ocurrió arrojarle a la cara un cubo de agua. Y acertó, pues la bruja empezó a desaparecer hasta que su cuerpo se convirtió en un charco de agua.
Mientras, le contaban al mago cómo todos, excepto Dorita, habían visto cumplidos sus deseos al romperse el hechizo de la bruja, Totó descubrió que el mago no era sino un anciano que se escondía tras su figura.
El hombre llevaba allí muchos años pero ya quería marcharse. Para ello había creado un globo mágico.
Dorita decidió irse con él… Durante la peligrosa travesía en globo, su perro se cayó y Dorita saltó tras él para salvarle. Y en su caída soñó con todos sus amigos y oyó cómo el hada le decía:
- Si quieres volver, piensa: en ningún sitio se está como en casa.
Y así lo hizo. Cuando despertó, oyó gritar a sus tíos y salió corriendo. ¡Todo había sido un sueño! Un sueño que ella nunca olvidaría… ni tampoco sus amigos.





http://www.youtube.com/watch?v=fedtY4mQrss

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuatro pitufos en apuros - Cuento mio

El niño de la gorra de beisbol -Cuento mio

El gato Zarpas-desconocido