Cuatro pitufos en apuros - Cuento mio
Pitufin,
Pitufina, Papá Pitufo y Torpón eran los cuatro pitufos de nuestra historia.
Vivían en la aldea de los pitufos, y cada uno tenía su champiñón de casita.
Eran unos
docientos pitufos en total. Vivían como una gran familia. Pero no todo iba
bien.
Gondar, un
brujo malo, no hacía otra cosa que inventar objetos y maquinas para capturar a
los pitufos.
Para eso,
Papá Pitufo siempre estaba alerta y en cuanto veía al malvado Gondor, planeaba
una revancha con todos los pitufos.
Gondor esta
vez inventó una especie de aspirador gigante para capturar a todos los pitufos.
Cuantos más
pitufos capturaba, más magia tenia él.
Esa noche
Gondor iba escondiéndose con máquina detrás de los arbustos, y cuando estaba en
la aldea empezó la batalla.
Gondor
encendió el aparato y empezó a aspirar a todos los pitufos. Pero no temáis, no
son pitufos de verdad, aunque Gondor no sabía eso.
Esa tarde
los pitufos hicieron réplicas de ellos mismos, y los pusieron por la aldea.
Eran pitufos de cartón. Y mientras Gondor aspiraba los verdaderos pitufos
estaban todos en sus casitas.
Pasaron diez
minutos cuando Gondor acabó y marchó contento a su casa- laboratorio.
Cuando llegó
a casa, metió a todos los pitufos en una máquina, y ¡sorpresa!
La máquina
no producía magia ninguna, porque los pitufos eran de cartón.
Gondor se
cabreó tanto que fue corriendo a la aldea, y cuando vio a todos los pitufos
ahí, empezó a gritar alto: ¡Quedaros quietos, enanos!
Pero los
pitufos no hicieron ni caso y empezaron a meterse en las casitas todos.
Quedaron
fuera nuestra cuatro protagonistas. Ellos le hicieron burla a Gondor, y cuando
iba a capturarlos se metieron a través de un arbusto que dio a una escapada.
Fueron a una
cascada, y se metieron por un lateral, que tenía un remolino.
Entraron en
el remolino, y llegaron a “Nueva York”.
Perdidos en
la gran ciudad, en pleno día, no sabían dónde meterse.
Caminando
entre gigante, y coches, los Pitufos saltaron todos en el bolso de una embarazada.
No sabían
dónde irían, pero se adentraron en el enorme bolso.
Fueron a un
centro, y cuando por fin sintieron posar el bolso, sacaron sus pequeñas cabezas
y miraron alrededor. Estaban en un piso muy bonito.
Entonces,
salieron del bolso, y se escondieron detrás del sofá dónde hablaron. Tenían que
encontrar una tienda de brujería, y comprar una perla redonda que los ayudaría
a proteger la aldea.
Esa noche
durmieron donde pudieron, y a la mañana
siguiente, la mujer los encontró. Esta cuando los vio, empezó a gritar y se
quedó quieta, sin moverse.
-Tranquila.
No te vamos a hacer daño. Somos pitufos.
-Yo soy Papá
Pitufo, y estamos aquí porque nuestra aldea está siendo amenazada por un
malvado brujo. Necesitamos encontrar una perla mágica, que será la que proteja
nuestra aldea de las manos de ese malvado. Hay alguna tienda de brujería aquí?
-Hay una
haciendo esquina, al final de la calle. –dijo la mujer.
Entonces los
pitufos sin decir nada, saltaron por la ventana, y fueron a la tienda.
Tienen de
límite tres días, y ya pasaron dos. Tenían que marchar cuanto antes. Cuando
llegaron a la tienda de brujería, buscaron por todas partes. Solo veían libros
de magia, hechizos y de cuentos de brujas.
¡Al fin!
–ahí está.
La perla
estaba puesta en una mesa de madera. La cogieron y salieron de la tienda.
Fueron otra vez a la casa de la mujer embarazada, y ya estaba el marido. Le
había contado todo.
Cuando los
vieron, la mujer dijo que quería quedarse con ellos. Pero ya sabía que no
podría.
Esa noche
acompañaron a los cuatro pitufos al río donde estaba el remolino.
Se
despidieron entre lágrimas, y se metieron en el remolino.
De nuevo en
la aldea, se reunieron con todos los pitufos y pusieron la perla en el suelo.
Se cogieron
todos de las manitas y pronunciaron unas frases.
“Con esta perla, nosotros
Los pitufos queremos
Que nos mantengas
invisibles
Del malvado Gondor “
Lo repetían
una y otra vez, y de pronto la magia hizo una esfera encima de la aldea, que la
hacía invisible ante los ojos de Gondor.
Esos días,
Gondor buscó y buscó por el bosque pero aunque se acercara a la aldea, jamás
pudo ver que realmente estaba ahí.
Solo así,
los pitufos vivieron tranquilos y felices durante la eternidad.
Hermosoo
ResponderEliminarmuchas gracias :)
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