El niño de la gorra de beisbol -Cuento mio

Había en una ciudad llamada Gijón, al norte de Asturias, una pequeña familia. Se componía de dos personas mayores, dos adultos y un niño pequeñin. 
El niño se llamaba Carlos y es nuestro protagonista. Nace el 31 de julio de 1991. Sus padres, José e Isabel siempre hicieron todo lo posible porque el pequeño tuviera una infancia feliz.
Así es, que un día llegaron los padres a casa, con una bolsa enorme de cochecitos pequeños. Cuando Carlos vio eso se agobió y empezó a llorar. Nuestro pequeñin va creciendo con el paso del tiempo, y nunca le faltó el cariño de sus abuelos y sus padres.
Cuando tiene ocho años mas o menos, nuestro protagonista se va interesando por los deportes, pero mas por el béisbol. 
Le apasiona tanto, que quiso probar suerte. Preguntó a sus padres si podía jugar en un equipo. Pero la respuesta fue negativa.

-Tienes que estudiar y dejarte de equipos de béisbol -decían sus padres.
Desde ese día no  preguntó nunca más si podía o no jugar. Pero eso, no era motivo suficiente para dejar de ir a los partidos. 
Siempre acompañado por su padre, iba todos los domingos en el campo de béisbol de la Universidad Laboral a ver jugar al "EL LLANO" un equipo formado por latinoamericanos entre ellos venezolanos,cubanos, colombianos...
No se perdía ni un partido. Cuando se hizo mas mayor fue con sus amigos a verlos jugar, pero ya era distinto.
Unos años mas tarde fue con su novia. Una chica de 20 años, morena, con gafas y guapísima  Carlos ya con 21 años estaba enamorado de su  princesita y siempre que iban al partido compraban una lata de pepsi y un perrito caliente. Pasó más tiempo y haciendo limpieza, Carlos encontró una gorra de béisbol  pero no una cualquiera, sino su primera gorra de béisbol  Se la habían regalado cuando cumplió 10 años. Y estaba firmada por todos los jugadores de su equipo favorito "EL LLANO".
Cuando la vio empezó a recordar cosas, y rompió a llorar como un niño pequeño. 

¡Qué bonito es que te guste un deporte y puedas jugar! -pensaba Carlos.

Una pena que lo mío no haya sido así. Nunca dejó de ir a los partidos por mucho que le gustase jugar....

                                                              Fin,




Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuatro pitufos en apuros - Cuento mio

El gato Zarpas-desconocido