El soldadito de plomo -Hans Christian Andersen

Erase un niño mimado que tenía cuanto quería.Entre sus regalos casi diarios figuraba una caja de soldados de plomo.
Eran veinticinco,bien alineados.Pero...entre ellos resultó que había uno cojo.
El niño mimado lo tiro a un lado.Sin embargo,el soldadito de plomo no estaba triste porque se encontró junto a una preciosa y grácil bailarina.
Por las noches,cuando todos se retiraban a dormir,los juguetes se ponían en movimiento y el soldadito se enamoró de la bailarina que se movía sobre un solo pie sin caerse nunca.Una noche,celoso el duendecillo de muelle,saltó de su caja y lo arrojó por la ventana.
El pobre soldadito se sintió morir,pues ya no volvería a ver a su amada bailarina.
Había ido a caer sobre la yerba mojada de lluvía,pero a él no le importaba ya nada porque tenía el corazón destrozado.
Salió el sol y dos mozalbetes callejeros acertaron a pasar.
-¡Mira!-dijo uno de ellos-. Un soldadito de plomo.Le falta una pierna,pero no importa.
¡Vamos a hacerle navegar!
El pobre soldadito compredió que iba a tener dueño,pero ya todo le era igual. Ni aun teniendo dos piernas hubiera podido volver junto a su grácil bailarina. ¡Cuánto pesar!
Los chicuelos callejeros,que no tenían juguetes,se sintieron muy gozosos con el recien hallado soldadito de plomo.
Y se les ocurrió hacerle almirante y ponerlo a navegar en un barquito de papel.
Luego,con la manguera de riego,convirtieron la calzada en arroyuelo.
¡Navega! ¡Navega!-gritaron.
Al principio el bote de papel iba bien,pero luego empezó a tropezar y a bambolearse.
¡Firme,almirante!.le gritaron los chicuelos.
¿Dónde iré a parar?-se decía el desdichado soldadito.
En realidad casi no le importaba demasiado,puesto que habia perdido para siempre a su bailarina.¡Qué dolor!
De pronto ,el bote de papel fue tragado por un boquete que había junto a la acera.
-¡Nos hemos quedado sin almirante!- gritaron a una los chicos.
El soldadito seguia navegando pero tan a oscuras como lo estuvo en la caja de la que salió de la fábrica. Aquello era una alcantarilla a la que fluía agua por todas partes. Y mil porquerías.
Una vieja rata de agua le salió al paso y gritó con voz de cotorra cascada:
-¡A ver! ¡Muéstrame tu pasaporte! ¡Estás en mis dominios!
El soldadito no le hizo caso. Botellas,latas oxidadas,desperdicios flotaban en torno al barco de papel,que navegaba cada vez a mayor velocidad,ya que la corriente aumentaba por momentos.
Al soldadito le pareció que iba a perecer,aunque no le importaba demasiado,lejos como estaba de su amada.
Y le pareció que le decian:
¡Adiós,guerrero! ¡Tienes que sufrir la muerte! ¡Adiós!
Entonces el papel de la barca se desgarró y el soldado cayó al fondo.
Al fondo del mar,naturalmente, donde habia ido a parar. Entonces llegó un gran pez y lo engulló.
Allí estaba todavia mas oscuro que en la alcantarilla y no se atrevía ni a moverse,aunque seguía firme y sin soltar el fusil.
El pez evolucionaba de continuo hasta que de repente,se aquietó.
Habia caido en la red de un pescador,y quiso la casualidad que lo comprase en el mercado la cocinera del niño mimado.
Cuando la mujer lo preparaba para asar,halló en su interior al soldadito de plomo.
El niño,alborozado,lo llevó a su cuarto de los juguetes,dejándolo junto a la bailarina. ¡Y cómo latía el corazón de los enamorados!
Pero el dueño de la tabaquera,celoso,saltó sobre el soldadito que cayó al fuego de la chimenea. Sintió un calor espantoso y de pronto algo cayó a su lado. Era la bailarina. ¡Estaba a su lado!
Las miradas de los dos se encontraron. Ella se inflamó y desapareció en un instante. Y el soldadito se fundió. Al día siguiente, la criada halló entre las cenizas un trocito de plomo.


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