El sueño de Pipa - Thomas Docherty

Pipa nunca se iba a dormir sin sus calcetines favoritos, de rayas amarillas y negras, porque la ayudaban a recordar todos los sueños. Al dia siguiente, lo que habia soñado la acompañaba toda la mañana: desde que se despertaba hasta la hora de comer, mas o menos.
Una noche disfrutó soñando que caía muy lenta, lenta, lentamente...y al dia siguiente se pasó toda la mañana cayendo muy despacio. No aterrizó hasta que era casi la hora de comer.

Otra noche se angustió soñando que nadaba entre unos peces horribles...y a la mañana siguiente, la pesadilla derramó la leche del desayunó y se zampó los deberes.
Otra noche sonó con historias emocionantes como cuando una olas gigantescas la mecían y arrastraban... y la mañana siguiente, las olas estuvieron arrastrándola para un lado y para otro. ¡Era fantástico!

Asi soñana Pipa, una noche tras otra. Hasta que cierta noche se fue a dormir y como siempre soñó.
Pero al despertar, algo iba mal. Solo pudo encontrar uno de sus calcetines negros y amarillos; y lo que era peor: no recordaba qué habia soñado.
Era sábado y Perro estaba en la cocina.

-He perdido mi sueño y uno de mis calcetines favoritos -le explicó Pipa a su amigo. Y si no encuentro el sueño antes del mediodia, se borrará y ya nunca podré saber que he soñado...
-¿Quieres que te ayude a buscarlo? -preguntó Perro.
-¡Estupendo!
 Y asi, Perro y Pipa, salieron en busca del sueño y del calcetin perdidos.

Pipa se sorprendió al ver que habia sueños olvidados por todas partes. En el parque, por ejemplo, habia un gigante sentado en los columpios.
-¡Hola, gigante! -saludó Pipa-. ¿Eres tu mi sueño perdido?
-¿Tu que crees? -respondió el gigante.
-Creo que eres tan enorme que, si fueras tu, me acordaría...
-Así es, amiguita: tienes toda la razón -sonrió el gigante. Pero no te preocupes: aún te sobra tiempo. Bastará con que te fijes en todo con mucha atención, porque cuando encuentres tu sueño lo reconocerás.
-¡Muy bien! -dijo Pipa, y le dio las gracias por su ayuda.

En el lago del parque, entre los botes, flotaba un oso cubierto de espinas. Pipa lo sacó del agua con cuidado, pescándolo con un remo.
-Pareces triste -dijo Pipa.
-Soy un sueño triste -reconoció el Oso Cubierto de Espinas.
-Soy el sueño perdido de un niño pequeño que no es feliz -añadió el Oso Cubierto de Espinas.
-Yo también he perdido un sueño, ¡pero ni siquiera sé como es!
-Y esta mañana,¿cómo te sientes?
-¡Con ganas de correr aventuras!
-Entonces quizá ese sueño que has perdido era de aventuras -sugirió el Oso Cubierto de Espinas.
-Intentaré acordarme de eso, ¡gracias! Ahora nos tenemos que ir -respondió Pipa, haciéndole cosquillas al oso en la nariz.
-Buena suerte -le deseo el Oso Cubierto de Espinas-. ¡y gracias a ti por rescatarme del lago!

Pipa y Perro se pararon junto al gran árbol de la colina. Arriba del todo, en las ramas mas altas de la copa, vieron a un niño pequeño.
-¿Cómo has subido hasta ahi? -preguntó Pipa.
-Alguien me ha soñado aquí arriba -explico el niño.
-¿He sido yo? -preguntó Pipa.
-No.
-Bueno...Pero desde ahi se tiene que ver un paisaje fabuloso, ¡asi que voy a subir!
-Pareces demasiado real para ser un sueño -dijo Pipa.
-A veces,los sueños se parecen muchísimo a la realidad -le explicó el niño.
-Entonces, quizá me cueste mas de lo que me esperaba encontrar mi sueño perdido -dijo Pipa-. Si has estado qui arriba toda la mañana, ¿no lo habrás visto por casualidad? Supongo que llevará uno de mis calcetines favoritos.
-Entonces, no puede ser tan dificil de encontrar -se rio el niño -. ¡No cre que necesites mi ayuda!
-¡Quizá no! Voy a bajar.

Pipa pensó que el sueño perdido podria estar en algún escondrijo secreto. Subió a un montón de chatarra, y allí, en el brazo de un sillón muy cómodo y grandote, ¡vio su calcetin favorito! Se acercó y lo agarró.
-¿¡Qué te crees que estás haciendo? -rugió una voz terrible.
-¿Quién ha dicho eso? -preguntó Pipa, en un susurro.
-He sido yo -dijo una enorme tigresa a la que de pronto vio sentada en el sillón.
-¡Lo siento! -se disculpó Pipa-. Pensaba que tu cola era mi calcetin... ¿De dónde has salido?
-He estado aquí todo el tiempo -aclaró la tigresa-. Soy un sueño medio olvidado, como mis amigos. Solo se acuerdan, de algunos trozos de nosotros, y hay que hacer un esfuerzo para vernos enteros.
-Creo que ahora os puedo ver a todos- dijo Pipsa.
-Bien -suspiró la trgresa-. ¡A nadie le gusta que lo confundan con un caceltin! Asi que, ¡devuélveme mi cola!

De camino a la cuidad, se encontraron con tres vampiros soñados, que se escondian del sol detrás de unos postres.
Aunque por su aspecto daban  miedo, eran muy amables.
-Buenos dias -dijeron  los vampiroa -,¿quieres jugar con nosotros? ¡Estamos siempre aburridos!
Vale -dijo Pipa, pero solo un poco, ¡tenemos prisa!
Los vampiros se iban moviendo cada poco rato, para estar siempre a la sombra, que iba cambiando con el movimiento del sol.
-¿Podéis ayudarme a encontrar mi sueño? -preguntó Pipa. Es casi la hora de comer y no sé donde está.
-No podemos salir de la sombra, ¡o el sol nos dejará fritos! -l explicaron los vampiros-. Pero si podemos decirte que estás mas cerca de lo que crees.

Pipa y Perro se pararon en un cruce y vieron pasar un ciclista que pedaleaba a toda velocidad, montado en una bicicleta antigua.
El ciclista desapareció camino abajo, pero al cabo de unos minutos, volvió a pasar por delante. Y luego pasó otra vez, y una vez mas, y otra vez...
-¡BASTA! -gritó Pipa.
-¿Qué quieres? -preguntó el ciclista-. ¿No ves que estoy en medio de una carrera?
-Ya te he visto antes. La verdad es que te he estado viendo todo el dia. ¿Eres tu mi sueño perdido? -quiso saber Pipa.
-Soy un sueño recurrente: un sueño que se repite -aclaró el ciclista-. Me sueñan una y otra vez. ¿Me habías soñado antes?
-No, nunca -dijo Pipa
-Entonces: no soy tu sueño: pierdes el tiempo conmigo.
Pero como yo tengo una carrera que ganar y tu un sueño que encontrar, ¡monta conmigo, deprisa! ¡Se nos acaba el tiempo!
El ciclista y Pipa entraron en una ciudad a toda prisa. De pronto al final de una calle, Pipa creyó ver una sombra parecida a las de sus sueños, qe desaparecía por el hueco de una puerta rota.
-¡Corre a atraparla! -le dijo el ciclista, que dejo a Pipa en el suelo y continuó su carrera hacía la linea de meta.

Pipa entró por aquella puerta siguiendo la sombra, pero no vio a nadie: solo estaban ella y Perro.
Cansada de tanto buscar, Pipa se sentó en una caja vieja.
-¡Ay, Perro! -suspiro PIpa -, ¡creo que nunca sabré que he soñado!
-Anímate -la consoló Perro-, aún te quedan unos minutos... ¡Y entonces se fijó en algo que no habia visto hasta ese momento!
-¡Creo que mi sueño eres tu! -exclamó Pipa.
-¿Po qué lo dices? -preguntó Perro.
-¡Porque llevas puesto mi calcetin!
-Entonces el Oso Cubierto de Espinas tenia razón -dijo Pipa-, ¡ha sido un sueño de aventuras!
-¡Ha sido divertido! -sonrió Perro.
Y despues de decir eso, el Perro soñado desapareció. Sólo quedó el calcetin favorito de Pipa, con sus franjas amarillas y negras.
Pipa volvió  a casa con el calcetin y encontró a Perro -su perro de siempre -durmiendo en la alfombra.
-Hola, Perro -le susurró a la oreja-, me gustaría volver a soñar contigo, alguna otra vez, cuando sea.
Y con un gran bostezo, se puso los calcetines y se metio en la cama, dispuesta a vivir nuevos sueños.
Fin,



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