El primer vuelo de la gaviota

Hoy es un gran día para la pequeña gaviota. Acaba de amanecer, y Alba abandona por primera vez el nido familiar, construido sobre un acantilado del océano.

Duda un momento, pero se lanza a volar con un gran batir de alas. Alba es muy joven: en su cuello se ve todavia el plumón típico de bebé.

Bajo la mirada atenta de papá y mamá, Alba va hacia el agua para sobrevolar la espuma de las olas. La marsopa la saluda antes de sumergirse; el delfin hace cabriolas al verla pasar.

Papá la incita a volar más alto, y ella se eleva, hace una pirueta y se mete en una nube; se estremece, porque la nube está húmeda y fría, y por un momento pierde de vista a papá y a mamá.

Pero enseguida sale a la luz, donde sus padres esperan ese espectáculo único: aquí los rayos del sol sólo brillan para los pájaros. Alba aprovecha las cálidas corrientes ascendentes para subir cada vez más arriba, gritando de alegría.

Pero ya es hora de volver al nido.

-¿Ya? -protesta Alba.

Con una zambullida vertiginosa, la familia Gaviota vuelve a casa. Agotada, pero feliz, Alba duerme una larga siesta.


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