El caracol Brécol

-No sabes como me gustaría poder correr como tú, a toda marcha- le confió el caracol Brécol a su amigo Zanahorio.

-Pídeselo al Hada de los Prados- respondió el conejo, divertido.

Brécol se tomó enserio la sugerencia de Zanahorio y fue a visitar al Hada que vela por que todos los animales del bosque sean felices.

Con un toque de su varita mágica, el hada concedió al caracol su deseo...

Brécol, contentísimo, desafió a Zanahorio a echar una carrera. El conejo aceptó, muerto de risa. Brécol empezó a correr como un loco, levantando una nube de polvo. Detrás de él, Zanahorio avanzaba lo más rápido que podía, pero perdiendo terreno sin remedio. El caracol iba tan deprisa que parecía volar por encima de la hierba. Embriagado por la velocidad, aceleró más todavía, sintiéndose feliz.

-¡Más despacio, más despacio! -gritaba Zanahorio, sin aliento.

Pero Brécol corría a su antojo, a velocidad de vértigo, con la cabeza baja.De repente vio que un roble enorme le cortaba el paso. Desesperadamente, trató de evitar el obstáculo, pero era demasiado tarde. Y el caracol más rápido del mundo chocó contra el árbol.

Zanahorio se acercó a su amigo, que, por suerte, estaba ileso: sólo tenia un enorme chichón en la cabeza...

El hada de los Prados escuchó a Brécol con simpatía y benevolencia.

- Devuélveme mi lentitud de caracol -suplicó el animal, temblando todavía de miedo. Las prisas no me sientan bien en absoluto.

Ahora, Brécol es un caracol como los demás. Se desplaza lentamente y extrema la prudencia al doblar las esquinas. Pero naturalmente,no ha olvidado su pasión por la velocidad: de vez en cuando, Zanahorio se lo pone a la espalda para que pueda correr...

¡evitando los árboles!



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