101 Dalmatas- Walt Disney
Soy un perro blanco con manchas negras, un dálmata, y me llamo Pongo. Como todos los días, mi amo ,me lleva al parque municipal. Y, de repente, ¿qué veo? ¡La dálmata más bonita de la tierra! Me da un vuelco el corazón, a ella también, y nos lanzamos uno a los brazos del otro..¡Ay!, olvidé a mi amo y ella a su ama. Los dos intentan atraparnos, pero se enredan en nuestras correas..¡y caen al estanque!
¿Vais a creerme? Después de esta aventura, ni gritos ni sermón: mi amo se casa con el ama de Perdita (bonito nombre para una dálmata), ¡y yo me caso con Perdita!
¡Quince pequeños de una vez: el matrimonio ha sido un éxito! Vivimos muy felices..., hasta el día en que :¡RIIIING!¡RIIING!
Mi amo va a abrir, y descubre ne la puerta a una horrible criatura con abrigo de piel...
-¿Quién es usted? -pregunta él.
-Me llamo Cruella -responde la espantosa señora-
-¿Qué quiere?
-¡Quiero comprar los pequeños dálmatas! Y saca su pluma y su talonario de cheques...
-¿Los perritos? -se indigna mi buen amo-. ¡No están en venta! ¡-Váyase!
-¡Cómo! -protesta ella furiosa, con la pluma en la mano.
Y como está rabiosa, la agita tanto que mi amo acaba más o menos como un dálmata...¡y yo heredo algunas manchas más!
Cruella ha acabado por irse. Pero una noche,..
-¡Hola pequeños dálmatas! Vuestros amos han salido y no sospechan nada...
Y, ¡hop!, los dos bandidos se apoderan de nuestros hijos ¡y se los llevan! ¡Los secuestran!
Por lo menos eso pensamos al encontrar su habitación vacía cuando volvemos.
-Nunca debimos dejarles solos! -se lamenta Perdi, desesperada. Pero a mi se me ocurre una idea:
-¡Vamos a avisar al Coronel!
El Coronel es un grifón siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. Tiene por compañero a un gato rojizo, listísimo. Cuando se entera de nuestra desgracia, recuerda:
-La noche pasada vi luz en el Castillo del Infierno. ¡Diablos! ¡no era normal!
y el perro añade:
-¡Demonios! ¡Vamos allá!
Dicho y hecho. Se deslizan al patio del castillo, se acercan a una venta a abierta...y allí, ¿a quién ven? ¡A Cruella! ¡Así que los dos bandidos eran sus cómplices!
-¡En vez de mirar la tele -aulla Cruella-, ocupaos de los perros!¡Necesito todas las pieles para mañana!
Al oír estas palabras el gato da un salto. Y ya está explorando la casa...Pronto descubre no a quince pequeños,sino ¡un ejército de cachorros capturados por sus pieles!
-Por aquí está la salida..¡ni una palabra! Y de este modo, diez minutos más tarde, 101 jóvenes dálmatas se echan a mis brazos. ¡Todos quieren que yo sea su papá!
Mientras esperamos debemos actuar con astucia. Otra idea del gato pelirrojo :¡ disfrazarnos de sabuesos labradores revolcándonos en carbón! Justo a tiempo, porque ahí llega Cruella en su potente coche.
-Perros negros!- exclama frenando ante nosotros-, ¡Bah!¡a mí sólo me gusta el pelo blanco!
Pero, en el instante en que se va a marchar se pone a llover: inmediatamente nuestro pelaje destiñe...¡y Cruella comprende!
-¡Sucios chuchos, ya os tengo!
Pero un camión se detiene, y saltamos adentro.
-¡Más deprisa, conductor! ¡Más deprisa! ¡Nos van a alcanzar!
Pero, en el miso momento, ¿quién surge a pleno gas? ¡Los dos cómplices de Cruella en otro camión! ¡Y se produce la colisión! Con el choque, los malvados salen disparados por los aires...¡y se van al infierno!
Pero yo, mi Perdi y nuestros 101 cachorros volvemos a estar...¡en el Paraíso!
-Pero incluso en el Paraíso- declara nuestra ama- tenéis que estar aseados. El piano es muy bonito, pero en cuanto vuestro amo acabe su canción, ¡todos al baño, labradores de pega!
¿Vais a creerme? Después de esta aventura, ni gritos ni sermón: mi amo se casa con el ama de Perdita (bonito nombre para una dálmata), ¡y yo me caso con Perdita!
¡Quince pequeños de una vez: el matrimonio ha sido un éxito! Vivimos muy felices..., hasta el día en que :¡RIIIING!¡RIIING!
Mi amo va a abrir, y descubre ne la puerta a una horrible criatura con abrigo de piel...
-¿Quién es usted? -pregunta él.
-Me llamo Cruella -responde la espantosa señora-
-¿Qué quiere?
-¡Quiero comprar los pequeños dálmatas! Y saca su pluma y su talonario de cheques...
-¿Los perritos? -se indigna mi buen amo-. ¡No están en venta! ¡-Váyase!
-¡Cómo! -protesta ella furiosa, con la pluma en la mano.
Y como está rabiosa, la agita tanto que mi amo acaba más o menos como un dálmata...¡y yo heredo algunas manchas más!
Cruella ha acabado por irse. Pero una noche,..
-¡Hola pequeños dálmatas! Vuestros amos han salido y no sospechan nada...
Y, ¡hop!, los dos bandidos se apoderan de nuestros hijos ¡y se los llevan! ¡Los secuestran!
Por lo menos eso pensamos al encontrar su habitación vacía cuando volvemos.
-Nunca debimos dejarles solos! -se lamenta Perdi, desesperada. Pero a mi se me ocurre una idea:
-¡Vamos a avisar al Coronel!
El Coronel es un grifón siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. Tiene por compañero a un gato rojizo, listísimo. Cuando se entera de nuestra desgracia, recuerda:
-La noche pasada vi luz en el Castillo del Infierno. ¡Diablos! ¡no era normal!
y el perro añade:
-¡Demonios! ¡Vamos allá!
Dicho y hecho. Se deslizan al patio del castillo, se acercan a una venta a abierta...y allí, ¿a quién ven? ¡A Cruella! ¡Así que los dos bandidos eran sus cómplices!
-¡En vez de mirar la tele -aulla Cruella-, ocupaos de los perros!¡Necesito todas las pieles para mañana!
Al oír estas palabras el gato da un salto. Y ya está explorando la casa...Pronto descubre no a quince pequeños,sino ¡un ejército de cachorros capturados por sus pieles!
-Por aquí está la salida..¡ni una palabra! Y de este modo, diez minutos más tarde, 101 jóvenes dálmatas se echan a mis brazos. ¡Todos quieren que yo sea su papá!
Mientras esperamos debemos actuar con astucia. Otra idea del gato pelirrojo :¡ disfrazarnos de sabuesos labradores revolcándonos en carbón! Justo a tiempo, porque ahí llega Cruella en su potente coche.
-Perros negros!- exclama frenando ante nosotros-, ¡Bah!¡a mí sólo me gusta el pelo blanco!
Pero, en el instante en que se va a marchar se pone a llover: inmediatamente nuestro pelaje destiñe...¡y Cruella comprende!
-¡Sucios chuchos, ya os tengo!
Pero un camión se detiene, y saltamos adentro.
-¡Más deprisa, conductor! ¡Más deprisa! ¡Nos van a alcanzar!
Pero, en el miso momento, ¿quién surge a pleno gas? ¡Los dos cómplices de Cruella en otro camión! ¡Y se produce la colisión! Con el choque, los malvados salen disparados por los aires...¡y se van al infierno!
Pero yo, mi Perdi y nuestros 101 cachorros volvemos a estar...¡en el Paraíso!
-Pero incluso en el Paraíso- declara nuestra ama- tenéis que estar aseados. El piano es muy bonito, pero en cuanto vuestro amo acabe su canción, ¡todos al baño, labradores de pega!
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