Un mundo de gigantes -Cuento mio
En un pueblito de Sevilla empieza esta historia. Como cualquier otro pueblo tenia sus casa, su gente, niños correteando por las calles, terrazas en pleno verano llenas de turistas, y algo característico de ahi: su clima mediterráneo.
En una zona tirando hacia la montaña empezaron a crecer una hierbas y cada vez que llovia crecían mas. Las personas pensaban que eran malas hierbas y no les dieron mucha importancia.
Asi que, fueron pasando los años sin que nadie volviera a subir por los montes. Hasta que un dia, un grupo de niños estaba merodeando por ahi, cuando uno de ellos, Justin, vio algo extraño.
Parecían árboles gigantes, daban sombra a la montaña en un día de extremo calor, y aquello se veía hermoso.
Decidió acercarse más con sus amigos, cuando descubrieron lo que había quedaron boquiabiertos.
Eran nada más ni nada menos que plantas gigantes. Había muchas hortalizas y frutas, con las que claramente se podía alimentar a un país entero.
Era extraño, pues esas plantas llegaban a medir más de dos metros de altura, los frutos que daban tenían un aspecto comestible y en buen estado.
Justin, impaciente cogió una fresa al ver aquel manjar y al saborearla le sabía a gloria bendita.
Fueron a casa y hablaron con sus padres, ellos a su vez fueron al ayuntamiento a hablar sobre aquellas plantas, y proponerle algo al concejal.
Ese mismo día fueron varios hombres de Sevilla que trabajaban para el gobierno, junto con algunos inspectores de sanidad, para ver si era cierto aquel rumor y tomar algunas muestras para analizarlas en un laborario.
Cuando vieron aquello quedaron tan impresionados como los niños el día que lo encontraron. Cogieron una pequeña muestra de cada una de las frutas y hortalizas que habia. Despues de varios exámenes exhaustos descubrieron que en ese terreno había semillas esparcidas, y que durante al menos diez años la lluvia fue alimentándolas y el clima las mantuvo en un excelente estado.
No había herbicidas, ni insecticidas, ningún otro tipo de veneno que pudieran declarar que estaban en mal estado.
De hecho estaban perfectamente bien para la consumición.
El gobierno obtuvo los resultados de los análisis y había que tomar dicisiones importantes acerca de aquellas plantas. Convocaron una junta en la que participaron concejales de pueblos vecinos, los padres de los niños que encontraron las plantas y el presidente.
Pusieron unos puntos de partida, y llegaron a la conclusión de que donarían parte de aquellas plantas a los paises pobres de África, y con el resto alimentarían a las miles de personas pobres que había tanto por la zona sur de España como en el norte.
Los niños cuando se enteraron de lo que harían con aquellas plantas, se alegraron tanto que iban a diario a regar las plantas para que no se marchiten nunca.
En una zona tirando hacia la montaña empezaron a crecer una hierbas y cada vez que llovia crecían mas. Las personas pensaban que eran malas hierbas y no les dieron mucha importancia.
Asi que, fueron pasando los años sin que nadie volviera a subir por los montes. Hasta que un dia, un grupo de niños estaba merodeando por ahi, cuando uno de ellos, Justin, vio algo extraño.
Parecían árboles gigantes, daban sombra a la montaña en un día de extremo calor, y aquello se veía hermoso.
Decidió acercarse más con sus amigos, cuando descubrieron lo que había quedaron boquiabiertos.
Eran nada más ni nada menos que plantas gigantes. Había muchas hortalizas y frutas, con las que claramente se podía alimentar a un país entero.
Era extraño, pues esas plantas llegaban a medir más de dos metros de altura, los frutos que daban tenían un aspecto comestible y en buen estado.
Justin, impaciente cogió una fresa al ver aquel manjar y al saborearla le sabía a gloria bendita.
Fueron a casa y hablaron con sus padres, ellos a su vez fueron al ayuntamiento a hablar sobre aquellas plantas, y proponerle algo al concejal.
Ese mismo día fueron varios hombres de Sevilla que trabajaban para el gobierno, junto con algunos inspectores de sanidad, para ver si era cierto aquel rumor y tomar algunas muestras para analizarlas en un laborario.
Cuando vieron aquello quedaron tan impresionados como los niños el día que lo encontraron. Cogieron una pequeña muestra de cada una de las frutas y hortalizas que habia. Despues de varios exámenes exhaustos descubrieron que en ese terreno había semillas esparcidas, y que durante al menos diez años la lluvia fue alimentándolas y el clima las mantuvo en un excelente estado.
No había herbicidas, ni insecticidas, ningún otro tipo de veneno que pudieran declarar que estaban en mal estado.
De hecho estaban perfectamente bien para la consumición.
El gobierno obtuvo los resultados de los análisis y había que tomar dicisiones importantes acerca de aquellas plantas. Convocaron una junta en la que participaron concejales de pueblos vecinos, los padres de los niños que encontraron las plantas y el presidente.
Pusieron unos puntos de partida, y llegaron a la conclusión de que donarían parte de aquellas plantas a los paises pobres de África, y con el resto alimentarían a las miles de personas pobres que había tanto por la zona sur de España como en el norte.
Los niños cuando se enteraron de lo que harían con aquellas plantas, se alegraron tanto que iban a diario a regar las plantas para que no se marchiten nunca.
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