El acuario de Manuel - Cuento mío


A todos los niños por lo general les gusta mucho los animales. ¿Y a quién no le gusta cuidar de una mascota?

Ahora os contaré la historia de Manuel, un niño de tres años. Pequeño para cuidar sólo a una mascota, cierto. Pero con una gran ilusión y muchas ganas de aprender sobre los animales.

Un día Manuel llegó del colegio, y le dijo a su mamá:

-Mami, en el cole nos dijeron que es bueno para nosotros tener una mascota para poder aprender a cuidarla y así hacernos responsables de algo.

Obviamente la madre no le dio mucha importancia, porque no era la primera vez que Manuel le hablaba acerca de tener animales.


Ellos vivían en un piso pequeño, apenas si tenía dos habitaciones para Manuel y sus padres. Un cuarto de baño con bañera, cocina mediana y un pequeño salón donde miraban todos juntos la televisión.

Entonces tener una mascota sería más un inconveniente para el animalito y para ellos.

Pero llegó la noche, y los papás hablaron acerca del tema. Ambos pensaban que podrían tener una mascota que fuera fácil de cuidar, y así que su hijo aprenda a ser responsable.

Al día siguiente cuando salió Manuel del colegio su mamá se lo llevó a una tienda de animales.

Allí vieron de todo. Había pajaritos, perros, conejos, gatos, hámsters, y muchos peces de diferentes formas y colores.

La mamá le dijo que podía elegir cinco peces entre los que había.


¡Uff! ¡Qué difícil es decidirse entre tantos!

Al final decidió coger uno que es naranjita, se llama Goldfish”, “Neón chinoque es un pez alargado y parece multicolor. “Carpa Koi es el tercer pez que eligió, este tiene la cabeza naranja y el cuerpo blanco con manchitas negras.

-Te quedan dos peces, Manuel. Mira cuál más te gusta de esta zona y elige bien.

Manuel se quedaba mirando embobado, pero el siguiente que eligió se llama “Medaka” y es un pez originario de China. Tiene el cuerpo como transparente y unos grandes ojos negros destacan en su pequeña cabecita.

Le quedaba sólo uno, y Manuel había puesto los ojos en un pez super bonito, pero le dijo la dependienta que si lo mete en el acuario con los demás, se llevará muy mal con ellos. Porque no es un pez nada amistoso. Así que Manuel tuvo que cambiar de opinión.

El último pez que cogió para su acuario es el “Barbo Rosado” un pez naranja y muy simple. No le gustaba demasiado pero no le quedó otro remedio. 


Después miró con su madre un acuario grandecito para poder meter los peces, compraron comida, plantas y piedras para decorar el acuario por dentro, y luego un filtro para mantener el agua limpia.

Se fueron a casa y Manuel estaba super ilusionado por todo esto. ¡Por fin iba a tener su propio acuario! Y podría hablarles a sus compañeros de sus peces.



Cuando llegó papá del trabajo, montaron el acuario entre todos. Mamá y él pusieron las cosas más complicadas y luego Manuel soltó uno a uno los peces dentro del agua.

¡Estaba tan contento!

 Esa noche les dio de comer la cantidad que le dijo la dependienta, y se fue a dormir.

Al día siguiente en el colegio les contó a todos sus compañeros los peces que había elegido él solito, y les fue diciendo como eran cada uno, lo que pusieron en el acuario y que él les había dado de comer.


Cuando salió del cole su mamá estaba emocionada de ver a su pequeño Manuel tan feliz.

Día tras día cuando salía del colegio, Manuel les daba de comer a los peces y una vez al mes ayudaba a sus padres a limpiar el acuario.

Así fueron pasando los años hasta que Manuel ya se hacía cargo sólo del acuario, la comida de los peces y de la limpieza.

Y ya de adulto pensaba que su única ilusión de pequeño era tener alguna mascota, y su madre le dio la alegría de tener no uno sino cinco preciosos peces a los que alimentó y cuidó con todo su amor.




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