El gato fugitivo- David R. Morgan


Fugitivo era un hermoso gato blanco y negro que vivía feliz en la gran ciudad, llena de callejuelas tortuosas, bulliciosos supermercados y deliciosos cubos de basura donde buscar la comida.
Cuando la familia de Fugitivo, los Pérez, se trasladó al campo, Fugitivo se sintió desgraciado. No le gustaba nada aquel nuevo lugar. Detestaba los árboles, los prados y los riachuelos.

Una mañana, Fugitivo se sentía muy aburrido. La señora Pérez había ido a trabajar y su marido había llevado a Tomás y a Pili a la escuela. Fugitivo decidió saltar la valla del jardín para ir al prado que había detrás de la casa. Deseaba vivir una aventura de verdad. No había recorrido mucho camino cuando se encontró un mirlo que hacía malabarismos con su pico y unos guijarros.

-¡Hola!- dijo el gato-. Me llamo Fugitivo y voy a vivir una aventura.
-¡Hola!- graznó el mirlo-. Yo soy Piquito. ¿Puedo acompañarte?
-¡Por supuesto! –contestó Fugitivo, y los dos nuevos amigos se pusieron en marcha.

Poco después Fugitivo y Piquito llegaron a un pequeño riachuelo. De pronto apareció una rana entre los juncos dando volteretas.
-¡Hola!- dijo Fugitivo-. Soy el gato Fugitivo y voy a vivir una aventura-
-¡Hola!- graznó Piquito-. Soy Piquito y hago malabarismos con el pico.
-¡Hola!- dijo la rana atragantándose-. Soy Mónica y hago volteretas. ¿Puedo acompañaros?
-¡Por supuesto!- contestaron Fugitivo y Piquito, y los tres amigos se pusieron en marcha.

Mientras cruzaban el riachuelo por un tronco de árbol que hacía de puente, descubrieron a una pata que silbaba una canción.
-¡Hola!- dijo Fugitivo-. Soy el gato Fugitivo y voy a vivir una aventura-
-¡Hola!- graznó Piquito-. Soy Piquito y hago malabarismos con el pico.
-¡Hola!- dijo Mónica-. Soy Mónica la rana que da volteretas.
-¡Genial! –graznó la pata-. Yo soy Ronda y silbo hermosas melodías. ¿Puedo acompañaros?

Y así fue como los cuatro amigos se dirigieron hacia el bosque, donde encontraron a un ratón bailarín y a un caracol sonriente.
-¡Hola!- dijo Fugitivo-. Soy el gato Fugitivo y voy a vivir una aventura-
-¡Hola!- graznó Piquito-. Soy Piquito y hago malabarismos con el pico.
-¡Hola!- dijo Mónica-. Soy Mónica y me dedico a dar volteretas.
-Es cierto- graznó Ronda-. Yo me llamo Ronda y silbo como nadie.
-¡Fantástico! –gritó el ratón-. Yo soy Pepón y éste es Angelo, un caracol muy inteligente. A nosotros también nos gustan las aventuras, ¿podemos acompañaros?
-¡Por supuesto!- contestó Fugitivo, y todos los amigos siguieron su camino.

Caminaron por un bosque de árboles altos hasta que llegaron a una granja.
En el prado que rodeaba la granja, había un enorme toro.
-¡Hola!- dijo Fugitivo-. Soy el gato Fugitivo y éstos son mis amigos. Nos disponemos a vivir una aventura.
-¡Hola!- graznó Piquito-. Yo soy Piquito y hago malabarismos con el pico.
-¡Hola!- dijo Mónica-. Soy Mónica y hago las volteretas más increíbles que puedas imaginar.
-Es cierto- graznó Ronda. Yo me llamo Ronda y me encanta silbar canciones.
-¡Hola!- dijo Pepón-. Me llamo Pepón y soy un bailarín. Este es Angelo, un caracol muy inteligente.
-¡Oh, muy bien! ¡Fantástico! Así que todos queréis vivir una aventura- resopló el toro-. Yo soy Telesforo.

Los cuernos de Telesforo brillaron bajo el sol de la tarde.
-¡Vamos a ver cuánto corréis!
Fugitivo se dio la vuelta mientras Piquito volaba esparciendo guijarros por todas partes. Uno de ellos pasó zumbando delante de Mónica cuando se alejaba dando volteretas. Mónica daba tumbos y más tumbos ante Ronda, que no paraba de silbar. Pepón chillaba y emitía unos sonidos muy agudos y el inteligente Angelo huía deslizándose tan rápido como podía.

¡Vaya carrera! ¡Bufidos, maullidos, graznidos, silbidos, gritos, santos, golpes, tropezones! ¡Vaya carrera!

Y detrás de todas aquellas criaturas tan llenas de talento estaba Telesforo, que los perseguía y perseguía sin tregua.

Atravesaron el prado y el bosque, cruzaron el riachuelo y corrieron y corrieron…¡SOCORRO!
Cuando corrían por el campo, Fugitivo vio de pronto algo que le resultaba muy familiar…¡SU CASA! La casa tan aburrida de la que había huido y que ahora estaba tan contento de volver a ver.
Fugitivo y sus amigos chocaron, volaron, dieron volteretas, saltaron, bailaron y brincaron alrededor de la valla que rodeaba la valla. Telesforo se paró y haciendo una mueca dio media vuelta y regresó hacia su granja.

La puerta trasera de la casa de los Pérez se abrió. El señor y la señora Pérez, Tomás y Pili quedaron mudos de asombro cuando vieron ante sí a un mirlo malabarista, una rana que daba volteretas, una pata que silbaba, un ratón bailarín, un caracol inteligente y…a un gato muy feliz. Fugitivo había regresado a casa. Ahora, ya no deseaba vivir nuevas aventuras…bueno, al menos de momento.



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