Mi país está en guerra –Claude K. Dubois
Mira, esta
es mi ciudad, ¡Me gusta mucho! Aquí tengo mi casa, mi madre y mi padre, mi
hermano pequeño y mis abuelos, mi colegio, mis amigos y mi profesora. Aquí está
mi hogar. Pero está en guerra.
Mi país está
en guerra. Han venido gentes que no quieren marcharse. Oigo las bombas al
despertar y por la noche al ir a acostarme.
Cuando el
ruido de las bombas es muy fuerte, mi colegio cierra. También las calles se
quedan vacías. No se ve ni un coche, ni un niño jugando, ni siquiera un gato o
un perro. Todo el mundo se ha puesto a salvo, todo el mundo se ha escondido.
Yo también
me escondo.
Me escondo
en el sótano con mamá, papá y mi hermano pequeño. Llevamos agua, pan y velas. A
veces, queso y miel.
Cuando las
bombas dejan de caer, todo vuelve a ser como antes. Las calles se llenan de
gente, los coches vuelven a tocar el claxon, las tiendas abren, los clientes
entran y salen.
Hay gente
por todas partes: gente mayor, niños pequeños, gatos y perros. ¡También vuelve
el ruido de la ciudad! ¡Y puedo volver al colegio!
¡Puedo
acompañar a mi madre al mercado! ¡Hasta puedo jugar con mis amigos en el parque
que hay detrás de casa!
E ir a casa
de mi amiga para hacer juntas los
deberes de matemáticas.
A veces,
mientras estudiamos, hay un corte de luz.
Terminamos los deberes a la luz de las velas.
Si hay
bombardeos, me quedo a dormir en casa de mi amiga. Es demasiado peligroso salir
a la calle.
Mi país está
en guerra. Soldados enemigos entran en las casas por la fuerza. Tiran todo,
rompen los muebles, y a menudo, roban.
Pero lo peor
es cuando se van llevándose a alguien de la familia.
Una vez
vinieron a nuestra casa. Tenía mucho miedo. Tuvimos que sentarnos en el salón
sin movernos.
Un soldado
registró las habitaciones durante mucho tiempo. Nos preguntábamos qué estaría
buscando.
Durante todo
ese tiempo, otro soldado vigilaba la
puerta, y un tercero nos vigilaba con un gran fusil apuntando a papá. El
soldado no hablaba: gritaba. Gritaba furioso.
No entendía
lo que decía. Solo tenia miedo. Hasta el punto que me hice pis en el pantalón.
No dejaba de preguntarme.”Este soldado,¿ tendrá hijos?, ¿tendrá una niña de mi
edad?
Al final,
los soldados se fueron sin haber encontrado lo que buscaban. Espero que no vuelvan
jamás.
Mi país está
en guerra. Y la guerra me da miedo. Pero voy a crecer y entonces, seré fuerte.
Protegeré a
mi madre, a mi padre y a mi hermano pequeño. Protegeré mi ciudad.
Diré a los soldados enemigos:
-¡Marchaos ¡¡Esta
es nuestra ciudad y nos gusta!
Cuando sea
mayor, seré profesora. Enseñaré a los niños a leer, a escribir ya dibujar.
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