Una princesa caprichosa - Cuento mío
Desde
pequeña tuvo todo. Salud, mucho amor y cariño, pero también muchos caprichos
innecesarios.
Lo único que
hacía era pedir y pedir todo lo que llegaba al mercado, y los más nuevo de
Europa.
Ella tenía
que ser la primera en llevar los atuendos más bonitos y más caros, en lucir joyería
y accesorios modernos para el cabello.
Quería ser
la primera en todo, en las actividades de la escuela, en los deportes, incluso
aprendió a cocinar junto a la doncella para presumir en los festivales que había
en la región.
Sus padres
la querían con locura, pues era su única hija. Le cumplían todos sus caprichos,
y la dejaban hacer lo que fuera.
Aprendió a
cocinar platos súper deliciosos, y hacía una buena presentación para su
público.
La gente de
la zona siempre la adulaban por su gran esfuerzo.
Lo único que
le faltaba a Dana eran amigos. Pero amigos de verdad, de esos que hacen
cualquier cosa por ti, los que planean cosas para pasar la tarde, que están ahí
en las buenas y en las malas.
Sus amigos
eran hijos de gente de monarquía, gente adinerada e iguales que ella. Niños
malcriados que tenían todo al alcance de sus manos también.
Dana no
sabía lo que era una amistad de verdad, no podía confiar en nadie más que no
fuera ella misma.
Pero un día
en el mercado conoció a una niña que se llamaba Maria, y era de una familia
humilde. Tenía cinco hermanos varones,
mayores que ella.
Estaba en el
puesto de dulces vendiendo junto a su doncella magdalenas caseras que habían
preparado, y María fue a comprar algunas para su casa.
Le pareció
una niña muy bonita, tenía el pelo rizado, y llevaba un vestido rosa, pero
estaba un poco roto.
A Dana le
dio pena que vistiera así. Pensó en cuáles serían las carencias de esa familia
sabiendo que eran seis hermanos en total y que sus padres eran fruteros los
dos.
Dana mandó a
un sirviente del palacio a investigar un poco más sobre su familia…tenía
curiosidad por saber más cosas de aquella niña.
Su familia
provenía de Nueva Inglaterra, llevaban ya varios años viviendo en Cartagena
dedicándose únicamente al cultivo de frutas y vendiendo en el mercado tanto
verduras como frutas.
Efectivamente
tenía cinco hermanos mayores que ella, ya todos en la escuela, a punto de
terminar el grado.
El mayor de
todos estaba decidido a estudiar magisterio para ser profesor en Cartagena y
los demás de momento no sabían que sería su profesión.
Sus padres
hacían todo lo que estaba en sus manos para que sus hijos tuviesen todo lo
necesario tanto para la escuela, como de comida o vestimenta. Pero a veces era
un poco difícil, así que sus hijos también ayudaban a veces en el mercado.
Dana habló
con su madre para enviarles un poco de comida y algo de ropa a Maria y a sus
hermanos.
A ella le
mandó un par de vestidos que ya no usaba, y a sus hermanos les compraron ropa
para que pudiesen tener para una temporada.
Se sentía
bien sabiendo que ayudaba a alguien que no fuera ella misma. Sus amigos cuando se enteraron de lo que hizo
pensaron que estaba loca, porque no eran capaces de hacer eso por nadie.
Pero a Dana
no le importó porque ella quería tener unos amigos de verdad, y no unos que
solo pensaban en ellos mismos.
También
hacía ella eso antes, pero la necesidad de tener una verdadera amistad la
cambió.
Fue a casa
de Maria y la invitó a ella y a su familia al palacio a merendar unos dulces
que preparó con la ayuda de su doncella.
Fueron
puntuales, pues a las cinco en punto estaban en el palacio con sus cinco hijos,
y vestidos lo más elegantes que se lo podían permitir.
Merendaron
todos juntos leche y unos biscochos rellenos de mermelada de fresa.
Había más
variedades en la mesa por si no les gustaba a todos. Tenían fruta en almíbar,
rosquillas, pasteles diversos, cocadas, platanitos fritos y rebozados en
canela, y los biscochos de fresa.
Comieron
hasta quedar llenos, y con mucha educación se despidieron de los reyes y de la
princesa.
Al día
siguiente Dana fue a buscar a Maria al mercado y la invitó a jugar con ella.
Desde ese momento
nació una bonita amistad, donde las dos niñas se hicieron inseparables.
Cada vez que
se necesitan ahí estaban la una para la otra, se apoyaban y se cuidaban como
hermanas. Juntas estudiaron lo mismo, ya que la familia de Maria se hicieron
muy amigos de la realeza, y le pagaron los estudios.
Dana por fin
aprendió lo que era una verdadera amistad, lo que era tener a alguien de forma
incondicional a tu lado, y que te quiera como a una hermana.
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