El buen hombre y los ocho piojos: Gianni Rodari
Había una
vez un buen hombre que tenía siete piojos en la cabeza. Los bichitos vivían
allí, en paz y armonía. Cuando el buen hombre dormía, los piojos lo dejaban
tranquilo y, cuando estaba despierto, lo incordiaban a más no poder. El buen
hombre, por miedo a hacerles daño a sus piojos, no se rascaba nunca.
Un día fue a
visitar a los siete bichitos el piojo de un perro.
-¿Cómo va la
vida?
-Ah,
nosotros estamos muy bien. Vivimos en un buen hombre. Cuando duerme no lo
molestamos; cuando está despierto hacemos lo que se nos antoja y él ni siquiera
se rasca, porque tiene miedo de hacernos daño.
-Si no os
parece mal, me quedaré a vivir con vosotros.
Y así, los
ocho piojos vivieron juntos.
Una noche,
mientras el buen hombre dormía, el piojo del perro dijo:
-Tengo sed.
Quiero picar a este buen hombre y beber un poco de su sangre.
-No lo hagas
–le recomendaron los otros-. El buen hombre se despertará y nos aplastará a
todos. Espérate hasta mañana por la mañana. Pero el piojo del perro no obedeció
y picó al buen hombre. Él se despertó y montó en cólera.
-Piojos
ingratos, ¿no os basta con que os deje picarme de día y ahora también me
despertáis por la noche?
Dicho esto,
se rascó la cabeza, encontró a sus siete piojos y los mató. Y el piojo del
perro, con el que no contaba en absoluto, pudo escabullirse.
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