El ladrón y la campana –Gianni Rodari
Un ladrón
codiciaba la campana que estaba colgada en la puerta de sus vecinos. Al
anochecer, se deslizó cautelosamente hasta esa puerta, extendió la mano e
intentó apoderarse de ella.
Pero, al ser movida, comenzó a repicar. El ladrón
se asustó sobremanera, dio un salto y escapó. Cuando se repuso del susto,
pensó:
-Así no
puede ser. Tendré que taparme los oídos, para no oír el repique de la campana y
no asustarme.
Dicho y
hecho. Se tapó los oídos con estopa y volvió sobre sus pasos. Se acercó a la
puerta, cogió la campana y tiró de ella dos o tres veces hasta que la cuerda se
rompió. La campana repicaba, repicaba, y despertó a todos los habitantes de la
casa.
Pero el
ladrón no oía nada, así que escondió la campana bajo su capa y se dispuso a
escapar, pero los vecinos se abalanzaron sobre él y el ladrón acabó en prisión.
Encerrado en la cárcel, no podía salir de su asombro y pensaba:
-¿Cómo
habrán hecho esas personas para adivinar que yo quería robarles la campana?
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