El origen de la luna: Gianni Rodari


En los tiempos antiguos, brillaban en el cielo dos soles. Cuando se ponía uno, salía el otro y en la Tierra siempre era de día. Los rayos ardientes atormentaban a los hombres y el calor quemaba todo asomo de vida. 

Los campos eran áridos como la piedra y, si algo brotaba de la tierra quemada, los seres humanos debían proteger la cosecha cubriéndola con toldos.
Pero esto no era todo. También el cielo en aquel entonces era diferente del de hoy. Era tan bajo que los hombres, cuando molían el trigo, lo golpeaban con sus varas.

Ocurrió una vez que un hombre hizo cerveza con mijo. Acabado su trabajo, le quedó un poco de agua caliente en la olla.

Cogió la olla con ambas manos, la levantó y la arrojó lejos de allí. Sin embargo, por no prestar atención, derramó el agua en la cara de uno de los soles. El agua hirviendo quemó al sol. El sol se enfermó, perdió su esplendor y se convirtió en la luna. Desde aquella época tenemos día y noche.

Además, ahora el cielo está más alto. Un día, los seres humanos se armaron de todas sus fuerzas y lo empujaron hasta colocarlo donde se encuentra actualmente. Desde aquel tiempo, el cielo ya no recibe golpes de vara y la gente puede trabajar sin mayores inconvenientes.




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