La conejita feliz - Cuento mio
En la parte
más alta del bosque había una zona que estaba destapada, donde podía entrar la
luz del sol. En esa zona había un montón de casas pequeñas, donde vivían
familias de conejos.
Había
conejos abuelos, padres e hijos. Y sobre todo muchos conejitos pequeños. Tenían
todos como tres años más o menos, y todos eran muy preguntones.
Estamos en
una fecha muy especial: Pascuas. Y he de decir, que los conejos lo celebran
como nosotros. Ellos fueron los que dijeron de esconder huevos de colores de
diferentes tamaños, por los arbustos, y entre la hierba verde, y entonces los
pequeños conejitos se encargaban de buscar los huevos de colores. En la
comunidad eran diez conejitos pequeños, y ponían cincuenta huevos para que los
pequeños lo busquen.
Nuestra
pequeña conejita, se llama Judith, y siempre estaba preguntando a sus padres que
tenía que hacer porque no tenía buena memoria.
Por fin
llegó el esperado día de la búsqueda de los huevos de colores. Judith, fue con
sus amigos, y entre todos buscaron los huevos. Encontraron cada uno cinco
huevos de colores, y los llevaron a sus respectivas casas.
Cuando
Judith entró en su casa, se encontró a su abuelo.
-¿Abuelo,
dónde están mis papás?
-No te
preocupes, pequeña, están en casa con la abuela. La están ayudando a cocinar.
Así que, nos vamos a casa de la abuelita a comer, ¿vale?
-Bieeeen ….
A comer con la abuela ¡yupiii!
Llegaron a
casa de la abuela, y se sentaron todos en la mesa a comer. Y Judith enseñó muy
contenta todos los huevos que encontró.
Como eran
cinco, les dio un huevo a cada uno. Todos estaban felices porque la pequeña
Judith no tuvo problemas de memoria a la hora de buscar los huevos.
-Judith,
¿qué tenemos que hacer ahora?
- Mmmm...guardar los
huevos en un plato pequeño en la estantería. ¿No?
-Sí, cielo.
Muy bien, me alegro de que te acordaras.
A partir de
ese día, Judith no tuvo problemas nunca más de memoria.
Y todos
fueron muy felices durante el resto de su vida.
FIN,
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