La biblioteca nocturna – Kazuno Kohara
Érase una
vez una biblioteca que abría sólo por la noche. En ella trabajaba una
bibliotecaria y tres búhos que hacían de ayudantes.
Cada noche,
acudían a la biblioteca animales de toda la ciudad. Y la pequeña bibliotecaria
y sus tres búhos-ayudantes ayudaban a todos y cada uno de ellos a encontrar el
libro perfecto.
La
biblioteca siempre estaba concurrida, pero no obstante era un lugar tranquilo y
silencioso. Hasta una noche en que…¡Una banda de ardillas empezó a tocar!
-¡Shhhh!-
dijo la pequeña bibliotecaria. ¡Por favor, guardad silencio en la sala de
lectura!
-Lo
sentimos-dijeron-, es que estamos intentando encontrar una buena canción para
nuestro próximo concierto.
-Entonces seguidme,
anunció la bibliotecaria. Y les mostró la sala de actividades.
El silencio
volvió de nuevo a la biblioteca, mientras que la banda tocaba sus instrumentos
tan alto como podía.
Aquella
misma noche, más tarde, la pequeña bibliotecaria estaba atareada colocando
libros cuando, de repente, ¡empezó a llover!
-¡Dios
mío!-, debe de haber un agujero en el tejado.
Pero en lo
más alto de un estante descubrió… ¡un lobo! Y lloraba tanto y tanto que parecía
que estuviera lloviendo.
-¿Qué
sucede, señor lobo?- le preguntó la pequeña bibliotecaria.
-Pues que en
la historia que estoy leyendo ha pasado una cosa muy triste y no puedo
continuar- contestó el lobo.
-No llores,
por favor-le dijo la bibliotecaria- y lo acompañó al rincón del Cuentacuentos.
Leyeron el
libro todos juntos hasta que el lobo empezó a sonreír. La bibliotecaria y sus
ayudantes sabían que la historia tenía un final muy feliz.
¡RING, RING!
El timbre sonó al salir el sol. Había llegado el momento de que todo el mundo
se fuera a casa. Uno a uno, los animales fueron saliendo de la biblioteca
nocturna. Todos menos un nuevo visitante….
Una tortuga
leía lentamente en un rincón, ¡y ni se había movido!
-Tengo que
quedarme hasta que acabe de leer este libro-dijo la tortuga-, ¡sólo me quedan
500 páginas!
-Vamos a
hacerte el carnet de la biblioteca-dijo la pequeña.
-Después
podrás pedir prestado este libro y llevártelo a casa.
-¡Qué
maravilla!-exclamó la tortuga- ¡Qué suerte tengo!
-¡Adiós
tortuga, que tengas un buen día!
Los tres
búhos y la pequeña bibliotecaria empezaron a limpiar a fondo la biblioteca
ahora vacía.
Finalmente,
llegó el momento de buscar el último libro.
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