Mary Shelley –Maria Isabel Sánchez Vegara


La pequeña Mary era hija de dos grandes escritores: una feminista y un filósofo, ambos grandes pensadores.
Todavía era muy pequeña cuando murió su madre querida. Los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida.

Su padre se volvió a casar con una vecina un poco tirana. Pero, al menos, Mary se ganó un hermano y una hermana.
Mary tenía un escondite que visitaba a todas horas. Junto a la tumba de su madre soñaba con ser escritora.

Por las noches a su casa llegaban grandes artistas de visita. Uno de ellos –nada más verla- se enamoró de aquella señorita.
Se llamaba Percy Bysshe Shelley y era un joven poeta casado. Mary se fugó con el y su hermana dejando a todos pasmados.

Llegaron a Suiza invitados por Lord Byron, un famoso poeta que les propuso un juego: escribir una novela de terror completa.
En un artículo Mary leyó que, gracias a la electricidad, nuestro cerebro puede mover el cuerpo con normalidad.

Aquella noticia le pareció a Mary interesante. Tanto que una noche soñó con un monstruo inquietante.
Al despertar escribió sobre un ser que volvía a la vida gracias a una descarga eléctrica y a su fuerte sacudida.

Durante años nadie supo que Mary había escrito aquella novela. Todos pensaban que el autor era un hombre y no una jovenzuela.

Frankenstein acabó convirtiéndose en un clásico del terror. Y hasta llegó a la gran pantalla de manos de algún director.

Y millones de lectores sienten aún un escalofrío de emoción leyendo a la pequeña Mary, la madre de la ciencia ficción.





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