Aladdin -Disney

 Aladdin vive en las calles de Agrabáh con su amigo el mono Abú. Sin dinero ni un techo que le dé cobijo, la vida de Aladdin no es fácil. Le promete a Asbú que algún día serán ricos y vivirán en un palacio.

En el abarrotado mercado, Aladdin ve a una hermosa joven. La joven trata de darle una manzana a un niño hambriento, pero no tiene dinero para pagar.

"¡Ladrona!", grita el vendedor de fruta.

Aladdin interviene para defender a la chica. No sabe que ella en realidad es la Princesa Jasmín disfrazada... pero lo descubre cuando llegan los guardias del palacio a arrestarlo.

El malvado consejero del sultán, Yafar, arrestó a Aladdin.

Yafar haría cualquier cosa para acrecentar su poder, así que le dice a Aladdin que robe una lámpara con la ayuda de una amistosa alfombra voladora. Cuando frota la lámpara para limpiarla, ¡un enorme genio sale flotando!

Como es el nuevo amo del Genio, Aladdin puede pedir tres deseos. Quiere ganarse el corazón de la Princesa Jasmin, así que su primer deseo es convertirse en príncipe.

Su deseo se convierte en realidad y Aladdin hace una entrada espectacular en Agrabáh como el Príncipe Alí Ababwa.

Aladdin se presenta ante la princesa y su padre, el Sultán. Este Príncipe Alí le resulta familiar a la princesa, pero lo trata con cautela.

Las leyes reales de Agrabáh dicen que Jasmin debe casarse con un príncipe antes de su cumpleaños, que será en tres días. Aladdin espera ser su principe, pero Jasmin quiere casarse por amor, no por obligación.

Esa noche, Aladdin lleva a Jasmin a un romántico viaje en alfombra voladora por las nubes. Cuando regresan al palacio, los guardias de Yafar atacan a Aladdin. Ahora Yafar planea obtener el poder casándose con la princesa, y no quiere competencia.

El Genio rescata a Aladdin, usando su segundo deseo.

Jasmin se enamora del Príncipe Alí. Pero cuando trata de contarle eso a su padre, el Sultán le da una noticia sorprendente.

"Te casarás con Yafar", dice.

Yafar tiene al Sultán bajo su control con un hechizo.

De pronto, aparece Aladdin y revela el malvado plan de Yafar. "Aún no hemos terminado" , dice Yafar y desaparece.

Cuando el hechizo de Yafar se rompe, el Sultán le ofrece gustoso a Aladdin la mano de su hija en matrimonio. Pero Aladdin sabe que no puede casarse con la princesa sin confesarle su verdadera identidad.

Mientras Aladdin busca a Jasmin, el loro de Yafar roba la lámpara.

¡Ahora Yafar es el amo del Genio! Primero, Yafar desea ser sultán. Después desea tener la magia de un hechicero. Yafar quería poder, y ahora lo tiene.

Yafar le dice a Jasmin que Aladdin la engañó y que no era un príncipe de verdad. Después le ordena al Genio que haga que Jasmin se enamore de él. 

Es la única cosa que el Genio no puede hacer. Entonces Jasmin finge estar bajo el hechizo del Genio. Si puede distraer a Yafar con un beso, tal vez Aladdin logre recuperar la lámpara.

Yafar se da cuenta del plan, atrapa a Jasmin en un reloj de arena y se transforma en una enorme serpiente para luchar contra Aladdin.

"¡Sin el Genio no eres nada, muchacho!", se burla Yafar.

Las cosas se ven muy mal, pero Aladdin no se da por vencido. Tiene una idea.

"¡El Genio tiene más poder del que tú tendrás nunca!", le dice valientemente al hechicero. "Acéptalo, Yafar. Solo eres el segundo mejor."

Yafar está furioso. ¡No será el segundo en nada! Usa su último deseo para convertirse en un genio todopoderoso.

"¿Qué has hecho?", le pregunta Jasmin a Aladdin. 

"¡Confía en mi!", le dice Aladdin.

Yafar olvidó que todos los genios, sin importar su poder, son prisioneros de sus lámparas mágicas. Yafar desaparece en su propia lámpara negra, y el Genio la manda muy lejos, al desierto. Con suerte, ¡nadie la encontrará en al menos diez mil años!

Ahora Aladdin tiene que tomar una decisión difícil. La ley dice que la princesa debe casarse con un príncipe, y Aladdin solo tiene un deseo más.

Puede usarlo para convertirse en un príncipe de verdad y casarse con Jasmin, o puede desear que el Genio sea libre.

Aladdin libera al Genio.

"Sin importar lo que los demás digan, siempre serás un príncipe para mi", dice el Genio.

El sultán da un paso al frente. "Tiene razón", le dice a Aladdin. "Has probado tu valor. El problema es la ley."

Como Sultán, el padre de Jasmin declara que, a partir de ese día, la princesa podrá casarse con quien ella elija.

Y la princesa elige a...¡Aladdin! 





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