El perro codicioso
Había una vez un perro muy hambriento sentado cerca de una tienda. De repente, un niño y su madre salieron del comercio con bolsas pesadas y llenas de comida. Iban tan cargadas que no se dieron cuenta cuando se les cayó un gran trozo de carne. El perro lo agarró con la boca y salió corriendo tan rápido como pudo.
El perro decidió llevarse el trozo de carne a la otra orilla del río para poder comérsela tranquilamente, pero cuando estaba cruzando el puente, miró hacia abajo. En el agua vio a otro perro con un trozo de carne en la boca y, como era muy codicioso, decidió asustarlo y robarle también su pedazo.
Cuando el perro codicioso ladeó las orejas, el animal del agua también las ladeó. A continuación, el chucho inclinó la cabeza y su rival hizo lo mismo. Después, el can meneó la cola y el animal del agua le imitó. Cuando gruñó, el perro de la corriente también hizo el mismo gesto.
En ese momento, perdió la paciencia y empezó a ladrar ferozmente. Por ese motivo, el trozo de carne se le cayó al río.
"¡Oh, no!", se dijo.
Miró hacia abajo, pero había mucha corriente y ya no podía ver ni la carne, ni al otro perro. Tan solo veía algo en el agua, ¡era su propio reflejo! Entonces se dio cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde. El perro se quedó sin nada para comer debido a su avaricia.
Moraleja: No seas codicioso, o puede que lo pierdas todo.
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