La astucia de la liebre

 Había una vez una jungla en la que reinaba un león llamado Simba. El resto de animales que vivían en aquella zona estaban muy preocupados porque el león acababa con más animales de los que podía comer, así que un día se reunieron para hablar del problema 

Decidieron que debían ir a hablar con él y buscar entre todos una solución. Al día siguiente, los representantes de los animales se reunieron cerca de la guarida del rey. Uno de ellos dio un paso adelante y dijo en voz alta: "Señor, ¿por qué matas tantos animales todos los días cuando solo uno es suficiente para saciar tu hambre?

Por favor lleguemos a un acuerdo. A partir de hoy mismo cada día le enviaremos a un animal. Esto le ahorrará la molestia de salir a cazar y nosotros salvaremos nuestras vidas".

"¡No es mala idea!", pensó el león para sí mismo.

Después les dijo advirtiéndoles: "Sin embargo, si algún día no podéis enviar a un animal, acabaré con todos vosotros".

"De acuerdo", contestaron todos los animales y regresaron a sus casa.

Desde ese momento, cada día enviaron un animal al león.

Un día le llegó el turno a un a liebre. Con los ojos llenos de lágrimas se despidió de todos y comenzó su último viaje. De camino a la guarida del león se detuvo bajo un árbol y dio gracias por su hermosa vida. Decidió disfrutar al máximo su último día, así que caminó sin prisa, admirando con calma cualquier novedad que se cruzaba en su camino. 

Cuando la liebre pasó junto a un pozo  grande y profundo, se asomó y vio su propio reflejo en el agua. En ese momento, una gran idea se le vino a la cabeza.

Ya había caído la noche cuando por fin la liebre llegó a la guarida del león. El rey rugió rabioso, ya que estaba hambriento y muy enfadado.

La liebre, se postró ante él y le dijo: "por favor, cómame majestad".

El león bramó : "Eres demasiado pequeña para convertirte en mi almuerzo. Te mataré a ti y a todos los demás también".

"Mi señor, fueron enviadas cuatro liebres para darte de comer. Sin embargo, por el camino, cerca de un poco había otro león que se comió a las otras tres. Yo pude salir huyendo de milagro", dijo la liebre fingiendo estar asustada.

"Enséñame dónde está ese león. Acabaré con su arrogancia y él será mi cena", rugió Simba mientras se levantaba furioso.

La liebre acompañó al león al pozo. Simba se asomó y, al ver su propio reflejo, pensó que era otro león. Saltó dentro del pozo y ese fue su final. 

Así fue como gracias a la inteligencia de una pequeña liebre los animales de aquella zona pudieron vivir felices y tranquilos por el resto de sus días.


Moraleja: La sabiduría es más importante que la fuerza.




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